Archivo para la etiqueta ‘Colorado Buffs

los Búfalos de Charleston   4 comments

Pues sí, la vida sigue igual aunque el blog sea distinto, sus peores temores se han hecho realidad, aquí también seguiré hablando de baloncesto universitario cada vez que me pete, si prefiere huir no seré yo quien se lo reproche pero quién sabe, si elige quedarse lo mismo encuentra algo que le pueda interesar. Seguiré hablando de baloncesto universitario, lo cual significa que seguiré hablando de grandes universidades que aspiren a todo y de jóvenes jugadores con pinta de ir a comerse el mundo pero también, a veces, de universidades más o menos del montón con jugadores más o menos del montón, pero que alguna vez consiguen cautivarme lo suficiente como para que les dedique unas cuantas líneas. Hoy es una de esas veces.

La Universidad de Colorado, también conocida como los Buffaloes (no creo que haga falta que se lo traduzca) o simplemente los Buffs (esto ya cuando hay confianza), consiguió cautivarme hace casi dos años. No es que aspiraran al título, de hecho ni siquiera consiguieron meterse en el Torneo Final (el Comité de Selección les dejó fuera en el último momento, para mí muy injustamente) pero hicieron una magnífica temporada para lo que cabía esperar de un College que nunca había marcado tendencia en baloncesto y que llevaba ya demasiados años viviendo de las rentas de Chauncy Billups. Era la 2010/2011, era el primer año de un técnico serio y solvente como Tad Boyle y era el último de un jugador que te entraba por los ojos, un maravilloso anotador llamado Alec Burks que a día de hoy ahí sigue intentando abrirse hueco en la espesa rotación de los Jazz. A su alrededor había muy poquito, aunque ya emergía desde el banquillo un freshman de buenísima pinta e impecable trabajo reboteador llamado Andre Roberson, ya se veía que sería el quien habría de recoger el relevo en años posteriores. Pero que aún con él las cosas habrían de ser mucho más difíciles estaba claro. Y sin embargo…

Y sin embargo en la siguiente temporada 2011/2012 sucedió exactamente lo contrario de lo que había sucedido en la anterior. La temporada regular fue floja, tanto más si tenemos en cuenta que los Buffaloes habían cambiado de conferencia pasando de la poderosa Big12 a la venida a menos Pac12. Y sin embargo llegó marzo, llegó el Torneo de su Conferencia y contra todo pronóstico empezaron a ganar: Utah, Oregon, California, Arizona… Fue como si el destino les hubiera querido devolver en 2012 lo que les quitó en 2011, cuando quisieron darse cuenta eran campeones de la Pac12 y tenían lo que jamás habrían imaginado que tendrían, una plaza en el Torneo Final ganada esta vez de manera automática, sin necesidad de invitaciones de ninguna clase. Podrían haberse conformado con eso pero ya que estaban allí decidieron liarla cargándose contra todo pronóstico en segunda ronda a Nevada-Las Vegas. Ya Baylor en tercera ronda fue demasiado, ya fueron palabras mayores pero eso sí, que les quiten lo bailado en el Gran Baile.

Y así llegamos a la temporada 2012/2013. Afortunadamente Andre Roberson desoyó los cantos de sirena procedentes del draft NBA (para el que no creo que estuviera aún preparado, ni de lejos) y se quedó en Boulder. Se quedó bastante solo, suele pasar, pero lo que le trajeron para este año tampoco es que empeore lo que tenía antes, más bien al contrario: empezando por su nuevo socio para el juego interior, Josh Scott, un freshman que ya desde la primera vez que le ves te transmite la sensación de que no será nunca el más grande ni el más fuerte pero que sí tiene sobrada calidad y (sobre todo) actitud para jugar a esto. Pero vamos, que tampoco exageremos poniendo por las nubes al uno o al otro porque Colorado es sobre todo un equipo coral: probablemente sólo tres de sus jugadores logren ganarse holgadamente la vida con este juego, pero todos ellos conocen muy bien su papel y cumplen más que sobradamente con su cometido: por fuera encontraremos a un base como Dinwiddie, más bien tirando a discreto pero que les hace un apaño, y a su lado a un peculiar sujeto llamado Askia Booker, el jugón del equipo, un tirador muy solvente con la agradable cualidad además de que no necesita esperar a que se la pongan sino que sabe ponérsela solo, se fabrica perfectamente sus propios tiros tras dribling. El quinteto titular lo completa el que vendría a ser su especialista defensivo, Sabatino Chen (nada menos), que contra todo pronóstico no es italiano ni aún menos chino sino de ese mismo Estado de Colorado. Añadamos que del banquillo emerge como sexto hombre otro freshman que a mí particularmente me gusta bastante (y que tendrá rango de titular más pronto que tarde), Xavier Johnson; que emerge también el rocoso (y apenas nada más) Shane Harris-Tunks… Y ya casi está, los demás parecen ser poco más que meros actores de reparto para papeles muy muy limitados.

Y con este escaso pero apañado repertorio se nos fueron a estrenarse a una ciudad con nombre de baile (muy apropiado), Charleston, Carolina del Sur, sede de uno de esos múltiples torneos apellidados Tip Off que sirven (como su propio nombre indica) para dar el pistoletazo de salida a la temporada. Se impusieron de entrada a los Flyers de Dayton y justo a continuación descubrieron que el calendario les tenía reservada una sorpresa: Baylor, la imponente Baylor aspirante a casi todo, la mismísima (o casi) Baylor que les había echado del Torneo Final ocho meses antes. Cualquiera en su sano juicio hubiera pronosticado que se repetiría la historia pero hete aquí que los Buffaloes tenían otros planes: Roberson y Scott desbordaron a los imponentes Jefferson y Austin (dos tipos que más pronto que tarde darán mucho que hablar, sobre todo el segundo) mientras que sus exteriores maniataron y dejaron en nada al efervecente base Pierre Jackson, ese mismo que el día anterior se había salido literalmente ante Boston College. Cuando los Bears quisieron darse cuenta ya no sabían cómo salir de aquel enredo, ya no tenían absolutamente nada que hacer. Por esta vez los búfalos se zamparon a los osos, quién habría podido siquiera imaginarlo.

Quedaba aún por escribir la final ante otro equipo insospechado, esa Murray State que el pasado año permaneció invicta hasta más allá de lo imaginable, el sorprendente reino del no menos sorprendente base Isaiah Canaan. Partido competido donde los haya, a ocho minutos para el final aún ganaba Murray St. de cuatro y justo entonces se me murió la descarga, qué le vamos a hacer, gajes del oficio de la clandestinidad internáutica. Pero las crónicas, tan socorridas ellas, nos contarán que finalmente ganó Colorado incluso con cierta holgura, 81-74 con 23 puntazos de Askia Booker, la criatura. Es decir, los Buffs retornaron de Charleston a Boulder con un flamante trofeo en su zurrón y dejándonos por el camino una agradable sensación de equipo serio y sólido. Que no serán favoritos para nada, ni para la Pac12 siquiera, que ese papel se quedará para los flamantes Bruins de Shabazz Muhammad y Kyle Anderson… Pero que yo no les descartaría para nada, tampoco. A ver, no les veo en Final Four ni de lejos, ni en Elite Eight ni en Sweet Sixteen, no nos volvamos locos; pero el camino de noviembre a abril es suficientemente largo como para dar más de un disgusto, o más bien para dar a esas buenas gentes del campus de Boulder unas cuantas alegrías. Al tiempo.