mi robo del draft   2 comments

(publicado el 28 de junio de 2012)

Escribo esto cuando apenas quedan unas horas para que tenga lugar la ceremonia del draft, ya saben, ese fascinante punto de inflexión de cada temporada, este año más fascinante aún si cabe gracias a la magnífica camada que se nos avecina. Claro está que podría yo ahora ponerles la cabeza mala con todos aquellos nombres con los que ya se la puse allá por el invierno y comienzos de primavera pero no teman, no lo haré, no por falta de ganas sino por falta de tiempo. Bueno, por eso y porque tampoco podría (ni aún por mucho empeño que pusiera) llegar siquiera a la suela del zapato de otros muchos análisis leídos en estos días, aquí les dejo tres de ellos, a cuál mejor (escritos por Juan Carlos GarnicaAntonio Rodríguez Txomin Romero), para que así tengan con qué comparar. No les hablaré de nuevo de Anthony Unicej Davis, Thomas Robinson, Michael Kidd-Gilchrist, Harrison Barnes o Bradley Beal, no les insistiré siquiera en el estupor que me produce ver caer en picado a Jared Sullinger en los pronósticos (por su poco atleticismo y sus supuestos problemas de espalda, al parecer) ni en el idéntico estupor que en su día me produjo ver apuntarse al draft a Austin Rivers (que digo yo que éste no será porque necesite el dinero para alimentar a su familia), con lo agustito que podría haberse quedado a la vera del Coach K para seguir progresando en su concepción del juego. Vamos que por no insistirles ni siquiera lo haré con mi chico favorito de mis no menos favoritos Orange, Dion Waiters, que anda la criatura en estas últimas horas disparándose en las apuestas por cierto. Ni les contaré (hablando de Orange) mi escepticismo con Fab Melo, ni mis dudas con Meyers Leonard, ni mi gusto por Arnett Moultrie, ni…

Pero claro, yo no sería yo (ni ustedes me aguantarían lo que me aguantan) si no aprovechara estas horas previas para contarles una debilidad, en realidad mi verdadera debilidad de este draft aún por encima de los ya mencionados Sullinger, Robinson, Waiters, etc. Mi verdadera debilidad de este draft se llama Royce White y procede de los Cyclones o lo que viene siendo lo mismo, la Universidad de Iowa State. No es poca cosa la Universidad de Iowa State, hace ya unos cuantos años tuvieron sus buenos momentos de gloria con el volcánico Larry Eustachy en los banquillos y Jamaal Tinsley y Marcus Fizer (ambos dos posteriormente fallidos en NBA, cada uno a su manera) sobre el parquet, ahora buscan reverdecer viejos laureles dirigidos por un tipo que a todo aquel que siguiera ya la NBA hace apenas una década debería resultarle familiar, Fred Hoiberg. Juegan en la Big12, no estuvieron este año al nivel de Kansas o Missouri (eso ya habrían sido palabras mayores) pero sí en el escalón inmediatamente inferior, lo cual no es decir poco si por allí andan también Texas, Texas A&M, Kansas State o las Oklahomas pongamos por caso. Un buen equipo en suma, merecedor de que echemos un buen vistazo a sus estadísticas, las cuales nos permitirán comprobar un hecho absolutamente sorprendente: su máximo anotador en esta temporada 2011/2012 fue Royce White, su mejor reboteador fue Royce White, su principal asistente fue Royce White, su líder en robos de balón fue Royce White y su primer taponador fue… (adivinen)… Efectivamente, Royce White.

Es decir, el hombre orquesta, no creo que haya muchos otros casos (en universidades de este nivel, me refiero) de un jugador que haya acabado una temporada liderando las cinco principales categorías estadísticas de su equipo. Pero con ser eso importante no lo es menos la sensación de globalidad que te deja cuando le ves jugar (bastante menos de lo que me habría gustado, que no es Iowa St. de las universidades más televisadas precisamente), la de un alero que entiende perfectamente el juego, que lo interpreta a las mil maravillas, que tira cuando hay que tirar pero también pasa (como los ángeles) cuando tiene que pasar, que le pone intensidad por arrobas y que no es que suela echarse el equipo a la espalda porque más bien parece que éste descansara permanentemente sobre ella. Si es usted de los que disfrutan (como es mi caso) con ese tipo de jugadores capaces de hacer muchas cosas y todas bien, no lo dude, éste es y será su hombre. Lo será aún asumiendo que en la NBA su papel será muy distinto, no nos engañemos, allí no tendrá a todo un róster a su alrededor sino más bien al contrario, será él quien aporte intendencia por arrobas a todos los demás. Pero lo será, su hombre y el mío, estoy seguro.

Claro que llegados a este punto puede que usted haya tenido la curiosidad de irse a mirar los mock draft (disculpen la terminología yanqui) y haya comprobado allí con profunda sorpresa y hondo pesar que casi todas las previsiones le sitúan más o menos a partir del puesto 20, razón por la cual se estará preguntando (si no lo sabe ya) por qué demonios no está más arriba si es tan bueno como yo digo. Pues porque no siempre fue así, porque todos tenemos un pasado (y hasta un presente) más o menos inconfesable, pero que resulta ser mucho más manejable cuando un día dejas de intentar esconderlo y decides mirarlo de frente. A Royce White le fue diagnosticado un síndrome que (en traducción más o menos libre) vendría a llamarse desorden de ansiedad generalizado. Para entendernos, algo así como generar respuestas de ansiedad, angustia o incluso pánico ante estímulos muy puntuales y más o menos normales de la vida cotidiana. Un problema que le llevó por caminos tortuosos durante sus años de instituto y que le echó a perder su primer año de universidad, que no fue por cierto en Iowa State sino en su tierra, en Minnesota. No llegó a jugar ni un solo segundo a las órdenes de Tubby Smith (con quien sin embargo mantiene una magnífica relación), dejo el college, se entregó a su otra gran pasión (la música, que hasta hace sus pinitos con el piano la criatura), se buscó a sí mismo y finalmente se encontró, se reencontró hace unos meses en el campus de Iowa State, los resultados muestran bien a las claras cómo fue ese reencuentro.

Es decir, ese síndrome existe y muy probablemente va a seguir existiendo, lo cual no significa que no pueda estar (como está, de hecho) absolutamente bajo control. Como bajo control parece estar también uno de sus principales síntomas, el miedo a volar. En varias ocasiones a lo largo de esta pasada temporada White pidió a Hoiberg que le permitiera desplazarse en coche, siempre y cuando la ciudad a la que fueran a jugar no estuviera tan lejos como para hacerlo imposible. Y así fue varias veces, el equipo en avión y él en su vehículo particular, lo cual no mermó en absoluto su rendimiento sino más bien al contrario, a las pruebas me remito. Claro está que los equipos NBA acostumbran a vivir casi en el aire, razón por la cual numerosos ojeadores y general managers debieron torcer el gesto al conocer este dato. Pero en palabras del propio White su relación con el medio también ha ido evolucionando, ahora ya no es tanto que tenga miedo a volar como que prefiere no hacerlo si puede evitarlo. Algunas veces ha ido en coche pero son muchas más las que ha tenido que utilizar el avión a lo largo de esta temporada sin que ello le haya provocado tampoco ni la menor consecuencia. No le gusta volar, pero no le genera ataques de pánico el tener que hacerlo. Ya no.

De hecho algo ha ido cambiando ya en las percepciones de los ojeadores durante estas últimas semanas: hace apenas dos meses casi todos le situaban al final de la primera ronda o incluso al comienzo de la segunda, pero la magnífica impresión que causó en los campus pre-draft (y la aún mejor impresión que causó en las entrevistas posteriores, mostrando que tiene su cabeza muy bien amueblada y que también en esto es un tipo que se sale por completo de lo corriente) le hizo subir en los pronósticos hasta ese puesto 21 ó 22 (ambos de Celtics, por cierto) o incluso en algún caso hasta el 18, vaya usted a saber si le habrán echado el ojo los Rockets. Lo cual no quita para que yo siga pensando que (si no fuera por todos esos prejuicios antes mencionados) bien podría haber sido una elección incluso de lotería. Caiga donde caiga, lo elija quien lo elija va a seguir siendo mi debilidad, ya se lo digo, mi muy particular robo de este draft, ese jugador del que dentro de unos meses todos se preguntarán cómo pudo caer tan atrás y en qué estarían pensando todos aquellos que no lo escogieron. Lo digo ahora aún a sabiendas de que los fantasmas de Adam Morrison o Evan Turner aún planean sobre mi cabeza, de que si meto la pata (como de costumbre) dentro de unos meses vendrán a recordármelo con todo merecimiento. Pero qué quieren, esto es gratis y además hace mucho calor, si no me tiro aquí a la piscina ya me dirán dónde me voy a tirar. Confío en ti, Royce, no me dejes mal…

PD: si quieren conocer más (y mejor) del personaje en cuestión, en este enlace pueden tener la oportunidad. Es largo (incluso más que estos tochos que suelo yo soltarles) y está en un inglés bastante trabajoso (al menos para lo que yo acostumbro a manejar) pero créanme que merece mucho la pena. Un magnífico artículo que les permitirá conocer de primera mano la dura peripecia vital de este alucinante jugador de baloncesto (y aún más alucinante personaje) llamado Royce White.

 

Publicado noviembre 5, 2012 por zaid en NBA, NCAA, preHistoria

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